El Palacio de Aranjuez (fachada sur y principal)
Desde la plaza donde se encuentra la Fuente de la Mariblanca, comenzamos a ver esta fachada del Palacio de Aranjuez, uno de los que, desde el siglo XVIII, conforman los llamados Reales Sitios. Pero la historia de este lugar es mucho anterior. En este post vamos a ver su Fachada Sur y el patio de su fachada principal, pero antes veremos su historia:
Aranjuez fue desde la conquista cristiana propiedad de la Orden de Santiago, cuyos grandes maestres tenían aquí un palacio en el emplazamiento del actual. A finales del siglo XV, en tiempos de la reina Isabel, el cargo de gran maestre de la Orden quedó asimilado de manera estable a la persona del monarca, y de este modo los territorios de Aranjuez pasaron a integrarse en el conjunto de palacios y casas de campo que constituían el Patrimonio Real.
Aunque lleno de rasgos originales en su planteamiento, el edificio resulta característico del clasicismo de los Austrias con alternancia de piedra blanca y ladrillo. El plan original fue continuado por Felipe V en 1715, pero no terminado hasta 1752 por Fernando VI. En la forma regular que Juan Bautista de Toledo había concebido, y que había tardado dos siglos en terminarse, el palacio sólo se mantuvo veinte años. En 1775 Carlos III encomendó a Francesco Sabatini la ampliación de dos alas, que conceden al Palacio su característica forma de “U”. El italiano también concibió el diseño de la verja, que no se colocó hasta 1973. La ausencia de esta barrera podría explicar el éxito del famoso motín de Aranjuez de 1808.
los datos más certeros (de la presencia de la Orden de Santiago) se refieren al otoño de la Edad Media, entre 1387 y 1409, cuando la Orden construyó aquí su Casa Maestral, justo en el solar del actual Palacio, dándole ya un uso de recreo. Del mismo modo, datan de entonces las primeras obras hidráulicas sobre el Tajo para asegurar el riego a las tierras de labor, no descartándose la idea de la existencia de algún jardín en las inmediaciones de la Casa-Palacio, con lo cual tendríamos el esquema del futuro Aranjuez real. Este hecho es tan fuerte, en la historia física de Aranjuez como Real Sitio, que la Casa Maestral estuvo en pie y comunicada con la parte del Palacio hecha por Felipe II hasta su demolición en el siglo XVIII, una vez que Felipe V decidió continuar las obras para terminar el Palacio
El Palacio (de Felipe II) fue trazado por Juan Bautista de Toledo, prosiguiendo su construcción Juan de Herrera y un equipo de prestigiosos maestros. En el año 1700, la construcción sólo alcanzaba el espacio de la torre meridional y el inicio de una crujía que bordeaba el lienzo meridional del patio, a pesar de los esfuerzos del arquitecto Juan Gómez de Mora, a quien se deben las trazas del edificio que conserva la Biblioteca Vaticana y la Biblioteca Nacional de Madrid. Gómez de Mora estableció algunos cambios sobre la planta de Juan Bautista de Toledo, otorgando al eje de portada, vestíbulo y escalera principal y patio una mayor amplitud. La obra fue reanudada hacia 1715 por Caro Idogro, colaborando decisivamente en el proyecto los italianos y franceses, Jacomo Bonavia, Brachelieu y Marchand. En 1748 un incendio de gran alcance obliga a una reconstrucción del edificio bajo la dirección de Bonavia, el cual establece modificaciones muy sensibles en la fachada principal según un diseño italiano.
Esta obra se debe a Francisco Sabatini, que lleva la influencia italiana a la combinación de los elementos arquitectónicos de los dos cuerpos de dichas alas. Bonavia roza a menudo la rigidez del lenguaje berniniano como es evidente en la fachada del palacio de Aranjuez con su pórtico adelantado que emula el estilo del Barberini romano