Uno de los episodios más interesantes de la vida de Jorge Juan fue el de su etapa como espía en Inglaterra, en una misión que hoy sería considerada de “espionaje industrial” que tenía como objetivo estudiar las técnicas de construcción naval empleadas en los arsenales británicos.
Fernando VI. Jean Ranc (hacia 1731). Óleo sobre lienzo. Museo Naval. Madrid.
Reinando Fernando VI y cuando era ministro Don Zenón de Somodevilla, Marqués de la Ensenada, partió Jorge Juan a Inglaterra, donde, bajo el seudónimo de Mr. Josues, consiguió reunir valiosa información sobre el sistema de construcción inglés y las características de sus arsenales (diseño de los diques, fabricación de velas, máquinas empleadas para dragar puertos, uso de bombas de vapor para la extracción de agua, etc.).
Instrucción reservada de lo que de orden del Rey debe observar el Capitán de Navío D. Jorge Juan. Marqués de la Ensenada. San Lorenzo del Escorial, 27 d eoctubre de 1749. Manuscrito sobre papel. Archivo Histórico de la Armada.
La Instrucción reservada de lo que de orden del Rey debe observar el Capitán de Navío D. Jorge Juan establecía la misión de espionaje que debía cumplir el marino en Inglaterra. Durante los meses que pasó en Londres, consiguió contratar a un nutrido grupo de maestros de construcción, que salieron de Inglaterra de incógnito para trabajar en los arsenales españoles y reunir información muy valiosa sobre el sistema de construcción inglés, que luego aplicó en el diseño de buques de guerra españoles. Además, investigó otrosaspectos como los avances en el diseño de nuevos instrumentos de precisión o el método empleado para la fabricación de lacres. Al tratarse de información reservada, la comunicación mantenida entre Jorge Juan y el Marqués de la Ensenada utilizó un sistema cifrado que protegía el contenido del mensaje y la identidad del espía.
A la izquierda, carta cifrada de Jorge Juan dirigida al marqués de la Ensenada el 23 de octubre de 1749 avisando sobre la llegada del maestro de jarcia Jers a Oporto. A la derecha, la carta descifrada una vez que había llegado al Marqués de la Ensenada esa carta cifrada. Londres 23 de octubre de 1749. Manuscrito sobre papel. España. Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo General de Simancas.
Prospect of Greenwich Hospital from the river. John Rocque. 1739. Estampa cartográfica. Museo Naval.
A geometrical plan and north elevation of His Majesty’s dock-yard at Woolwich, with part of the town. Thomas Milton (dib.) y Pierre Charles Canot (grab.). 1753. Papel. Museo Naval.
Principle dimensions proper for a ship of each class, in the Royal neavey prepared by his majesty’s builders according to the dimensions resolved on by the King. Jorge Juan. Manuscrito sobre papel. Archivo Histórico de la Armada.
Cinco muestras de sellos de lacre remitidas desde Londres y otras cinco hechas con las barras de lacre fabricadas en Madrid. Jorge Juan. Hacia 1749. Manuscrito sobre papel y lacre. España. Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo General de Simancas.
En esta misión lo acompañaron dos Guardiamarinas que colaboraron en las misiones de espionaje, José Solano y Pedro de Mora.
José Solano y Bote. Anónimo. Siglo XVIII. Óleo sobre lienzo. Museo Naval.
A los dieciocho meses de su estancia fue descubierto y logró escapar a Francia, vestido de marinero. A su vuelta, aplicará lo aprendido en varios arsenales, pero eso ya será objeto de una entrada posterior.
No se puede terminar esta entrada sin mencionar a un personaje importante en este reinado de Fernando VI: el diplomático de origen irlandés, Ricardo Wall, enemigo acérrimo de Ensenada y servidor de España por voluntad propia. De hecho, fue una intriga promovida por este diplomático la causante en 1754, de la caída en desgracia de Don Zenón, de la que tenéis más noticia aquí, caída que fue muy celebrada en Inglaterra, país que veía con aprensión el rearme español apoyado por Ensenada. Entre otros conspiradores contra Ensenada, estaba precisamente el embajador inglés Keene.
Richard Wall y Devreux. Obra anónima de la escuela inglesa. Museo Naval.
en secreto, el marqués de la Ensenada intentaba, a su manera, involucrar al embajador en sus planes de espionaje militar. La limitada capacidad de Wall para estos menesteres, confesada por él mismo, obligó al marqués a enviar a Londres a Jorge Juan, el marino y matemático que colmó con creces las aspiraciones del ministro de Marina. Con todo, Wall jugó siempre un papel digno, aunque a la vieja usanza, sin entrar en las “picardigüelas” de Ensenada. Entre sus logros diplomáticos más destacados cabe señalar la paralización de un proyecto inglés de exploración del Mar del Sur, a petición suya, su viaje a Hanover junto al monarca inglés en su visita bianual de sus dominios electorales, o su breve estancia en Madrid, en 1752, en la que, además de conocer personalmente a Carvajal y a los reyes Fernando VI y Bárbara de Braganza —a los que causó una gratísima impresión—, obtuvo, a pesar de las conspiraciones francesas para sustituirle por Grimaldi, el nombramiento de teniente general y la confirmación de su puesto.
Dos años después, tras la repentina muerte de Carvajal (8 de abril de 1754), Wall apareció como la solución idónea para ocupar el puesto a pesar de que su origen extranjero y su fama de antijesuita —excitada por el padre Rávago, confesor de Fernando VI— produjeron el rechazo de los sectores más ensenadistas de la Corte. Pero Ensenada era ya objeto de la conspiración que lo apartaría del poder el 20 de julio y Huéscar inclinaba a Fernando VI a elegir a Wall por ser éste el más próximo a los postulados políticos de Carvajal en lo referente al mantenimiento a ultranza de la neutralidad, la obsesión del Monarca.
Tenéis más información aquí: Jorge Juan, un James Bond en contra de su Graciosa Majestad @ La Voz News (su origen es un artículo aparecido en La Vanguardia pero aquí no existe ese chantaje de o pagas o me das todos tus datos):
“Pasaba mucho tiempo en los arsenales. De hecho, las malsanas aguas del Támesis, que era un foco de infección, y la humedad de los muelles le acabaron provocando varias dolencias. Bajo ese disfraz, se transformaba en «míster Josues», un comerciante de vinos, y cuando esa identidad empezó a levantar sospechas adoptó la de «míster Sublevant», un librero cuyos conocimientos de náutica procedían de lo que había leído en manuales y textos publicados.
(…) La presencia de Jorge Juan en Londres se prolongó durante quince meses, hasta mayo de 1750, cuando se detectó la actividad de los espías y el duque de Bedford inició su persecución. El padre Lynch1 fue arrestado y la policía empezó a pisar los talones de Jorge Juan y los guardiamarinas.
Los agentes de Bedford removieron cielo y tierra, pero Jorge Juan logró burlarlos y ordenó que Mora y Solano abandonasen Gran Bretaña. Él permaneció algunos días más para obtener una información acerca de ciertos planes ingleses para atacar las costas de Chile y para hacerse con algún instrumental náutico”.
Anteriores entradas sobre la exposición temporal (lamentablemente ya terminada") “Jorge Juan: el legado de un marino científico”:
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Sacerdote que le había ayudado en la contratación de los maestros navales.